miércoles, 29 de julio de 2009

domingo, 26 de julio de 2009

Dios en familia - Educar a los hijos.

Antes de empezar a hablar de cómo hablar a los hijos de Dios debemos responder a dos preguntas previas: ¿Quién tiene que hablarles? Y, ¿Por qué?

1.- ¿Quién?

Nosotros los padres somos los primeros educadores y primeros responsables de su educación cristiana. De igual forma que somos los primeros responsables de todos los aspectos de su educación: enseñarles a comer, a lavarse los dientes, a vestirse, a ser ordenados...

No podemos pensar que como nuestros hijos ya van a un colegio con un ideario cristiano nos podemos relajar. Nada ni nadie nos puede eximir de esta responsabilidad.

2.- ¿Por qué?

• Porque somos cristianos y hemos recibido un mandato, una misión de Jesucristo “Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio”, que para los padres se concreta, en primer lugar, en sus hijos. Después ya tendremos tiempo de anunciar el Evangelio a los demás.

• Porque como cristianos, y especialmente si vivimos intensamente nuestra vida cristiana, la consideramos como un tesoro que no podemos guardar para nosotros, queremos hacer partícipes de ese tesoro especialmente a los más cercanos, a las personas que más queremos, nuestros hijos. Lo mismo que cuando hemos leído un libro o visto una película que nos ha gustado mucho, no paramos de recomendarla a nuestros amigos.

3.- Qué supone para los padres educar en la fe?

Educar en la fe hace que los padres nos replanteemos muchas cosas; nos obliga a profundizar en muchos aspectos ya que tenemos que estar seguros de lo que vamos a transmitir. Nuestros hijos nos van a hacer muchas preguntas: ¿Por qué rezas? ¿Por qué vamos a Misa? ¿Por qué bautizamos a un niño? Puede ocurrir que no sepamos dar una respuesta clara, o que nuestra respuesta sirva para un niño pero que a nosotros no nos resulte convincente. Es el momento de profundizar. Nos tenemos que poner las pilas y reciclarnos. A medida que pase el tiempo las preguntas se complicarán y tenemos que estar preparados.

4.- Pero... no estamos solos

No podemos olvidar que Jesucristo ha instituido el sacramento del matrimonio para ayudarnos en esta labor educativa. Tenemos la ayuda específica –gracia- de Dios para educar a nuestros hijos. A veces podemos pensar “no puedo” y efectivamente es así “yo solo no puedo” pero como no estoy solo, tengo la ayuda de Díos “juntos podemos”.

Es importante que hablemos a Dios de nuestros hijos y pedirle ayuda para que nos haga verlos con sus ojos. A veces nuestra visión es limitada, tenemos poco ángulo de visión. Por otro lado, ¡qué importante es aceptar a los hijos tal y como son!. Cada hijo es diferente, algunos se parecen bastante a nosotros-no sólo físicamente sino en su carácter- y esto nos encanta, porque se comportan de manera parecida a como nos gusta, reaccionan de forma esperable según nuestros razonamientos. Pero otros no,… a pesar de recibir la misma educación, es más, de intensificar algunos aspectos de la misma, responden de forma desigual y nos rompen los esquemas. Nos preguntamos, ¿pero por qué es así este hijo/a? ¿por qué hace esto? S
ólo se me ocurre una respuesta: es así porque Dios quiere, y Dios me lo ha puesto a mi para que yo le quiera, le acepte como es, le ayude a desarrollar sus talentos y sobre todo para que yo crezca en humildad y entienda o vislumbre cómo es el amor de Dios que vino al mundo y murió por todos y cada unos de los hombres sin hacer distinciones entre unos y otros. Dios nos da los hijos que necesitamos.

5.- ¿Qué hay qué hacer para educar cristianamente a nuestros hijos?

A los niños pequeños hay que decirles pocas cosas, las explicaciones han de ser breves. Lo que les ayuda es nuestro ejemplo y hacer cosas con ellos. Es importante apoyarse en estímulos sensibles como las imágenes, las oraciones y canciones. Algunas ideas que podemos poner en práctica son:

• Rezar por las noches: desde que son bebés, podemos empezar a hacerles la señal de la cruz cuando les acostamos. En cuanto empiecen a sonreír, a mirarnos, … podemos empezar a rezar con ellos por la noche. Nunca es demasiado pronto. Poco a poco, según se van haciendo mayores y tienen más capacidad de razonamiento podemos acompañar a las oraciones vocales tradicionales una acción de gracias por el día tan estupendo que han pasado, un pedir perdón por algo que han hecho mal, pedir por alguna persona que lo necesita, pedir fuerzas para ser mejores, ….

• Bendecir la mesa

• Tener alguna imagen de la Virgen en casa, de la Sagrada Familia, del Ángel de la
Guarda. No puede faltar el Belén en Navidad que nos permite hablar de los primeros años de la vida de Jesús con naturalidad.

• Hablarles de Jesús: ¿Cuándo? Por la noche o bien podemos dedicar un día a la semana,
como el domingo, para explicarles el Evangelio de ese día. Existen Evangelios con coment
arios que pueden resultar muy útiles así como las Biblias para niños.

Enseñarles a rezar tiene gran importancia: cuando enseñamos a un hijo a rezar, primero enseñándole las oraciones de siempre y luego enseñándole a que hablen con Dios de forma natural, estamos estableciendo una relación de nuestro hijos con Dios única e intransferible. Nosotros damos el primer empujón, “concertamos esa primera cita”, pero luego es Dios el que hace el resto y va actuando sobre nuestros hijos.

6.- Sobre la Misa

¿Qué le podemos explicar a un niño sobre la Misa?

• El Domingo es el día más importante de la semana porque es el día de Jesús, por eso no trabajamos y tenemos fiesta.

•¿Por qué el domingo? Porque es el día que Jesús resucitó. Para celebrarlo, a Jesús le gusta que todos los que le queremos nos reunamos juntos y recemos juntos, al igual que a ti cuando es tu cumpleaños te gusta invitar a todos tus amigos y todos te cantan para felicitarte. También nosotros, los amigos de Jesús rezamos a la vez unas oraciones muy bonitas, algunas de esas oraciones las decimos cantando

• El domingo es un día especial y en una familia cristiana se tiene que notar: aperitivo, comida especial, postre, chuches, .... (no vaya a ser que sólo noten que es especial porque van a Misa, ¡menudo rollo!).

• Como es el día de Jesús vamos a la Iglesia a celebrarlo con la Misa. En la Misa vamos a dar gracias a Jesús, a pedirle perdón, a pedirle ayuda y a pedir por los demás. Jesús está presente en la Misa y por eso es tan especial. Cuando estamos en casa y rezamos Jesús nos ve y nos oye, pero en la Misa Él está realmente presente. Hay un momento en la Misa en el que Jesús se hace presente en el pan y en el vino y se nos da como comida para ayudarnos a ser mejores.

• Podemos hablarles del momento de la Consagración: todos los Ángeles de la Guarda van al altar a estar junto a Jesús que se hace allí presente

A pesar de nuestras explicaciones hay momentos en los que los niños se aburren porque no entienden, pero se van acostumbrando a que hay que estar en silencio y sin moverse mucho. Poco a poco irán entendiendo un poco mejor la Misa y se les hará más llevadera.

Tan importante como las explicaciones que les demos a los niños es nuestra actitud. He aquí algunos consejos prácticos:

1.- Ponerse en los bancos de delante: evitamos distracciones y ven mejor lo que pasa, están más atentos. (si fuésemos a un espectáculo a todos nos gustaría estar en primera fila)

2.- Cuidar la forma de vestir. No es lo mismo ir a la playa que a Misa.

Llegar puntuales (cuidamos la puntualidad en ir a clase, en llegar al cine, ....). Jesús no espera, no podemos hacerle esperar. ¿Haríamos esperar a una persona importante?

3.- Que nos oigan contestar, es recomendable pronunciar bien, vocalizando, para que ellos oigan y aprendan. Echarles una miradita animándoles a que participen.

4.- Cantar: a los niños les encantan las canciones. Es recomendable asistir a alguna Misa en la que se cante.

5.- Que nos vean atentos y que nos vean rezar (después de la comunión), con respeto. Podemos animarles a que ellos también se pongan de rodillas y recen.

6.- El respeto al sacerdote: cuando entra nos ponemos de pie, esperamos a que salga para salir.



sábado, 25 de julio de 2009

lunes, 20 de julio de 2009

Los Hijos ¿Propiedad o misión?

Muy a propósito de lo que es la verdadera misión de los padres con respecto a los hijos, nos parece oportuno colgar esta noticia que nos llega de ACIPRENSA, estamos seguros que como padres que somos nos servira en nuestra formación.

Estamos acostumbrados a hablar de los hijos como si se tratase de algo propio, de una “posesión”. Tenemos un coche, tenemos una casa, tenemos un libro, tenemos un perro y... “tenemos cuatro hijos”.

Gracias a Dios, el coche no va a exigir sus derechos, ni va a gritar que no nos quiere. Si no arranca, lo llevamos al taller. Si después de dos semanas de arreglos no funciona, lo vendemos al chatarrero. En cambio, si el niño “no arranca” en la escuela...

Es cierto que los niños nacen dentro de una familia, por lo que resulta natural que la familia asuma la responsabilidad de esa vida que empieza. Pero el niño tiene un corazón, un alma, y eso no es propiedad de nadie. La filosofía nos enseña que el alma, lo más profundo de cada uno, no puede venir de los padres, sino que viene de Dios. Los padres dan a su hijo el permiso para la vida y asumen la hermosa tarea de ayudarle, pero no pueden dominarlo como al coche o al perro.

Entonces, ¿cuál es la actitud más correcta ante el hijo que hoy “camina” a gatas por el pasillo y que pronto empezará a darse coscorrones en la cabeza? ¿Le dejamos hacer lo que quiera? Este era el sueño de Rousseau con su “creatura”, Emilio. No hace falta ser un gran psicólogo para comprender que el niño ideal de Rousseau llegaría a la juventud sólo por obra de un milagro... La realidad es que los padres están llamados a dar una formación profunda, correcta, clara, a sus hijos.

Primero enseñamos al niño normas de “seguridad”: no asomarse por la ventana, no meterse en la boca objetos peligrosos, no tocar animales extraños. Después, la búsqueda de la salud nos hace pedirle que tenga las manos limpias, que no se llene el estómago con caprichos, que no se rasque las heridas...

Simultáneamente enseñamos al hijo a hablar. Sus ojos cada día brillan de un modo distinto, y pronto su mundo interior, su corazón, se nos abre no sólo con las miradas, las manos y la sonrisa, sino con esas primeras y temblorosas palabras que empieza a decir con la confianza de ser acogido. Los padres que escuchan por vez primera “mamá”, “papá”, sienten muchas veces un vuelco en el corazón. El niño crece, y habla, y habla, y habla... Cuando ya ha aprendido un vocabulario básico, impresiona por su hambre de saber, de comunicar, de decir que nos quiere, o que ha dibujado un avión, o que ha visto una lagartija, o que acaba de encontrar un amigo de su edad...

Alguno podría pensar que la misión de los padres termina aquí, y que el resto le toca a la escuela. Sin embargo, el hijo todavía tiene que aprender detalles de educación que van mucho más allá de las normas de supervivencia o del usar bien las palabras del propio idioma. Dar las gracias, pedir permiso, saludar a un maestro, prestarle un juguete al amigo, hacer los deberes en vez de contemplar lo que pasan por la tele...

La educación moral es uno de los grandes retos de toda la vida familiar. La mayor alegría que pueden sentir unos padres es ver que sus hijos son, realmente, buenos ciudadanos. El dolor de cualquier padre es darse cuenta de que su hijo hace lo que quiere y que empieza a engañar a los maestros, a robar del monedero de mamá, a golpear a los compañeros o hermanos más pequeños, e, incluso, a levantar la voz en casa contra sus mismos padres...

San Agustín se quejaba de que sus educadores le regañaban más por un error de ortografía que por una falta de comportamiento. La queja tiene una triste actualidad en quienes se preocupan más por el 10 de sus hijos en inglés que por la pornografía que vean en internet o por las primeras drogas que puedan tomar con los amigos. Si somos sinceros, es mucho mejor tener un hijo agradecido y bueno, aunque no sepa alta matemática, en vez de tener un hijo ingeniero que ni siquiera es capaz de interesarse por lo que les ocurra a sus padres ancianos...

Los hijos no son propiedad de nadie, ni de la familia, ni de la escuela, ni del Estado. Pero todos, especialmente en casa, estamos llamados a ayudar a los niños y adolescentes a crecer en su vida como buenos ciudadanos y como hombres de bien. Esa es la misión que reciben los padres cuando inicia el embarazo de cada niño. Quienes hemos tenido la dicha de tener unos padres que nos han ayudado a respetar a los demás, a amar a Dios y a vivir de un modo honesto y justo, nunca seremos capaces de darles las gracias como se merecen. Quienes no han tenido esta dicha... pueden, al menos, preguntar cómo se puede enseñar a los hijos a ser, de verdad, buenos, no sólo en la formación científica, sino en los principios éticos más elevados.

Esa es la misión que reciben los esposos cuando su amor culmina en la llegada de un hijo. Cumplirla puede ser difícil, pero la alegría de un hijo bueno no se puede comprar ni con todo el dinero del Banco Mundial...

Por Fernando Pascual - fpa@arcol.org

domingo, 19 de julio de 2009

FOTOS DEL ENCUENTRO CONYUGAL NRO. 38

Colaboramos en la formación de las parejas.

Velar porque las familias se unan y cumplan con la misión encomendada por nuestro Padre celestial, es la meta que persigue el Movimiento Familiar Cristiano de Chiclayo.

Es por este motivo que buscamos brindar la mayor ayuda posible en primer termino a las parejas en particular mediante encuentros conyugales , a colegios y parroquias que soliciten nuestro apoyo a traves de Jornadas de reflexión o charlas de formación.

Casualmente, queremos destacar el trabajo que sigue la Parroquia San Juan María Vianney, en el sentido de ayudar a parejas que no han recibido el sacramento del matrimonio, el MFC, apoya a la Parroquia a través de Charlas de formación.

Esta semana hemos desarrollado el tema: "Amor Conyugal", dirigido a un grupo de parejas, que si bien conviven desde hace varios años, sin embargo aún no han recibido el sacramento del matrimonio, a ellos justamente les hemos recordado la grandeza del amor conyugal, el mismo que se ve expresado en el día a día a través de la fidelidad de los esposos, y de una donación permanente, así mismo se les ha hecho notar que el amor de la pareja se debe ver siempre reflejado en los hijos, y es que necesitamos comprender que el éxito y realización de una familia comienza por el éxito y realización de la pareja, el amor que les une debe ser fortalecido día a día, no puede dejar de ser atentido, todo lo contrario, el mejor regalo que le podemos ofrecer a nuestros hijos es justamente nuestro amor de pareja, el cual les nutrirá y les animará a mañana más tarde iniciar con ilusión sus propias familias.

domingo, 12 de julio de 2009

Papá quiero ser como tu

Iniciamos jornadas para padres en colegios

Este domingo 12 de julio se dio inicio al ciclo de jornadas que año a año ofrece el MFC. Chiclayo, a todos aquellos colegios que buscan apoyar a sus padres en su proceso de crecimiento y formación como padres de familia.

La primera jornada se llevó a cabo con exito en el colegio Nuestra Señora del Rosario, asistieron al evento un promedio de 100 padres de familia.

Los padres asistententes a la jornada, en todo momento mostraron interes y sobretodo deseos de aprender a ser cada día mejores padres, toda vez que son consientes de que tienen una gran responsabilidad: educar a sus hijos en la verdad.